
Erase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.
Erase un espolón de un galera,
érase una pirámide de Egito;
las doce tribus de narices era.
Erase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.
A una nariz - Francisco de Quevedo
2 comentarios:
Quevedo le tenía un paquetón a Gongora de cuidado. Mientra uno iba a lo derecho; Gongora con su estilo culteranista, le daba vueltas y vueltas al mensaje. Entre el juego sucio k se creo entre ambos está este verso en el k el cabrón de Quevedo (dicho sea con cariño) se burla de la nariz de Gongora y de paso insinúa que este es de religión israelita (judío, o sea) un cargo por el que , en aquella época, podías acabar en la alegre y combativa inquisición. No se a quién dedicará este poema la amaguá, pero solo deseo k no odie tanto al destinatario como Quevedo a Gongora, que llegó a comprar la casa donde vivia un arruinado Gongora para deshauciarlo y dejarlo en la (puta) calle. Buen finde.
d said...
Quevedo le tenía un paquetón a Gongora de cuidado. Mientra uno iba a lo derecho; Gongora con su estilo culteranista, le daba vueltas y vueltas al mensaje. Entre el juego sucio k se creo entre ambos está este verso en el k el cabrón de Quevedo (dicho sea con cariño) se burla de la nariz de Gongora y de paso insinúa que este es de religión israelita (judío, o sea) un cargo por el que , en aquella época, podías acabar en la alegre y combativa inquisición. No se a quién dedicará este poema la amaguá, pero solo deseo k no odie tanto al destinatario como Quevedo a Gongora, que llegó a comprar la casa donde vivia un arruinado Gongora para deshauciarlo y dejarlo en la (puta) calle. Buen finde.
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